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Hume identifica tres principios de asociación: la semejanza, la contigüidad en tiempo y lugar y la causalidad. Cuando alguien te enseña una foto de tu mejor amiga, naturalmente piensas en ella porque la foto se parece a ella. Cuando te recuerdan algo que ocurrió en los años 60 puede pensar en la masacre de Ttlatelolco, porque son contiguos temporalmente. Pensar en Aguascalientes puede llevarle a pensar en las aguas termales, que puede llevarte a pensar en Zacatecas, ya que son espacialmente contiguos. La causalidad funciona tanto de causa a efecto como de efecto a causa: conocer al padre de alguien puede hacerte pensar en su hijo; encontrar al hijo puede llevarte a pensar en su padre.

De los tres principios asociativos, la causalidad es el más fuerte y el único que nos lleva más allá de nuestros sentidos. Establece vínculos entre nuestras experiencias presentes y pasadas y nuestras expectativas sobre el futuro, de modo que todos los razonamientos relativos a cuestiones de hecho parecen fundarse en la relación de Causa y Efecto. Tomar un alkaseltzer en el pasado ha aliviado mis dolores de cabeza, por lo que espero que la aspirina que acabo de tomar alivie pronto mi dolor de cabeza actual.
Al igual que la atracción gravitatoria, los principios asociativos son originales, por lo que no se pueden explicar más. Aunque los efectos de los principios asociativos son evidentes en todas partes, sus causas son en su mayoría desconocidas, y deben resolverse en cualidades originales de la naturaleza humana, que Hume no pretende explicar. En consecuencia, debemos frenar cualquier deseo destrampado de dar cuenta de ellos, porque hacerlo nos llevaría ilegítimamente más allá de los límites de la experiencia. Hume no trata de explicar por qué asociamos las ideas como lo hacemos. Sólo está interesado en establecer que, de hecho, asociamos las ideas de esta manera. Dado que su afirmación de que los principios asociativos explican las operaciones importantes de la mente es empírica, debe admitir, que no puede demostrar de forma concluyente que su lista de principios asociativos es completa. Tal vez haya pasado por alto algún principio adicional. Somos libres de examinar nuestros propios pensamientos para determinar si la semejanza, la contigüidad y la causalidad los explican con éxito. Cuantos más casos expliquen los principios asociativos, más seguridad tendremos de que Hume ha identificado los principios básicos por los que funciona nuestra mente.